Mis pensamientos
nacieron confundidos
en una maraña.
Impulsos eléctricos
que avivan fuegos fatuos
de ténue luz
y vida efímera.
Se almacenan en un cajón
sin orden ni tino
y con ellos juega el destino
agitando mi cabeza,
como el aire revoltoso
enreda con la arena.
Mis pensamientos
son agua de mar:
cual pleamar,
se revuelven;
cual bajamar,
se adormecen.
Ellos son, pues,
pleamar y bajamar,
luna llena y sol ardiente,
igual que las mareas,
mis pensamientos nacen
y al poco mueren.
Pienso, luego nada.
7/2/2015
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