Recreacionistas de Caspe en la representación de «El bateig d'un rei» |
El 29 de este mes se cumple un año del estreno de mi última obra de teatro,
El bateig d'un rei, que narra el bautizo del infante Jaume II, hijo de
Pere III de Aragón y nieto de Jaume I, el Conquistador. El hecho histórico
sucedió en mi pueblo, Constantí (Tarragona), el 29 de septiembre de 1267.
La obra, que escribí por encargo por el ayuntamiento de la localidad, se
enmarcaba en una jornada de recreación histórica —campamento militar incluido—
repleta de actividades para todos los públicos. Se representó el 29 de
septiembre de 2018 y participaron actores del propio municipio y
recreacionistas de Monzón (Huesca) y Caspe (Zaragoza).
Tengo un artículo sobre esto,
por si quieres conocer los pormenores.
Hace poco tiempo que escribo teatro. Mi primera obra,
La mora encantada, la escribí en 2014 y también fue un encargo, en esta
ocasión del ayuntamiento de Bulbuente (Zaragoza) y formaba parte de un
proyecto mayor de gestión del patrimonio cultural de esta población del Campo
de Borja. En este otro
artículo en prensa se explica muy bien esto y mucho más, aunque me hayan
cambiado el nombre.
Y ahora me hallo inmerso en la escritura de la que será mi tercera obra
teatral que, si no hay imprevistos, debería estrenarse en abril o mayo de
2020. La estoy escribiendo para la conmemoración del centenario de las
escuelas públicas de cierta localidad y también es una obra por encargo.
Como decía, hace poco tiempo que escribo teatro. Hasta mi primera obra había
leído a diferentes autores, por citar a algunos: Lope de Vega, Lorca, Pedro
Muñoz Seca, Tirso de Molina, Ramón del Valle-Inclán… También había asistido a
varias representaciones teatrales (reconozco que menos de las que me habría
gustado) e incluso había participado en algunas obras, a veces como actor
(incluso con papel protagonista), a veces colaborando en la organización y
puesta en escena.
Hoy mis obligaciones no me permiten formar parte de una compañía amateur, pero gracias a internet puedo empaparme de lo que ocurre sobre las tablas y admirar y aprender del trabajo de los grandes actores y actrices, así como analizar y deleitarme con los buenos guiones.
Hoy mis obligaciones no me permiten formar parte de una compañía amateur, pero gracias a internet puedo empaparme de lo que ocurre sobre las tablas y admirar y aprender del trabajo de los grandes actores y actrices, así como analizar y deleitarme con los buenos guiones.
En este otro
post
comentaba que escribir teatro me hace sentir libre y lo sigo afirmando.
Gracias al teatro he encontrado una manera de explicar la historia —los
acontecimientos históricos— que me conmueve mientras trabajo y que me permite
interactuar con el grupo de actores, con la dirección, con los investigadores
y con el público. De todos ellos obtengo una respuesta de primera mano que me
permitirá mejorar tal o cual obra mientras la escribo y aplicar este
conocimiento a las siguientes.
En el teatro convergen, pues, casi todas mis grandes pasiones: la escritura,
la historia y la docencia. Dejemos que las caras de los asistentes, sus
aplausos y comentarios juzguen mi trabajo. Lo único que puedo decir al
respecto es que estoy orgulloso de cuanto he escrito hasta hoy.
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