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Otra de las preguntas clásicas que suele escuchar todo escritor al menos una vez en su vida. Responder a ella no es tan sencillo como pueda parecer porque existen muchos matices.
En la actualidad solo uso Word y Scrivener, en función del trabajo que vaya a realizar. Sin embargo, por el camino he probado bastantes programas para escritores, algunos de ellos puedes encontrarlos reseñados en este mismo blog, como SmartEdit Writer, que te recomiendo sin pestañear o Wavemaker, minimalista y multiplataforma. Depende también del dispositivo que esté usando en el momento de escribir, pues en la tablet y en el móvil tengo otros programas especificos para estas plataformas, como JotterPad o IA Writer, mucho más ligeros y parcos en el uso de recursos y enfocados a la escritura sin distracciones.
Word es mi herramienta de trabajo desde 1995. La conozco bien y me gusta. Con este programa he escrito casi todo lo que he publicado. Como todo en esta vida, tiene partidarios y detractores. No entraré en conflicto. Reconozco que tiene sus luces y sombras, pero de un tiempo a esta parte ha mejorado mucho: es multiplataforma, se sincroniza en la nube y es gratuito para Android y en su modalidad online.
Además, ha perfeccionado funciones como el modo concentración (para escribir sin distracciones) o el esquema del documento, permitiéndonos de este modo trabajar con textos largos estructurados. También ha mejorado las herramientas de corrección ortográfica, gramatical y de estilo, haciéndolas mucho más potentes y útiles para el escritor. Y, por si esto fuera poco, dispone de dictado por voz. Con Writage, un plugin externo gratuito, se pueden gestionar archivos con lenguaje de marcado (markdonwn), con lo que Word ha pasado a ser mucho más que un mero procesador de textos «para la oficina».
En lo que se refiere al aspecto emocional de la escritura, consigo mi puntito retro (o friki) añadiendo al teclado el sonido de una máquina de escribir manual, gracias a una pequeña aplicación portable gratuita llamada Qwertick, que apenas ocupa 33 Kb y que puede descargarse desde la web de Nattyware.
Cuando en algún momento me canso del sonido, simplemente cierro la aplicación desde la barra de herramientas. Si te gusta la idea y decides usarla, has de tener en cuenta que ralentiza un poco la velocidad del teclado, por lo que no te la recomiendo si pretendes escribir a tropecientas pulsaciones por minuto. Por lo demas, me encanta.
Por las razones expuestas y por otras que no vienen al caso, Word se ha convertido en mi herramienta de escritura principal. Con ella escribí íntegramente mi último libro: Escritura para vagos, gran parte del cual lo dicté en la aplicación para móvil y después lo corregí con ayuda del ordenador utilizando la versión gratuita de Office Online. Así que, resumiendo, Word satisface prácticamente todas mis necesidades de escritura.
Algunos dirán que no es suficiente, que —aun así— Word tiene demasiadas limitaciones. Tienen su parte de razón. Ahí es donde entra Scrivener, que uso fundamentalmente para estructurar textos complejos (literarios o no) y para escribir guiones (esto último, dicho sea de paso, lo podría hacer perfectamente con Word).
Scrivener es un programa pensado por y para escritores, por lo que dispone de herramientas muy potentes como el panel de corcho o la reubicación de capítulos y escenas mediante arrastre y gestión de personajes, entre otras. Soy consciente de que no estoy explotando al máximo las funcionalidades del programa, tal vez me ponga a ello más adelante (o tal vez no). Por el momento, Word y Scrivener se complementan muy bien para lo que necesito.
Habrá también quienes, por encima de todo, defiendan el uso de editores minimalistas por las más variadas razones: que ocupan poco espacio de disco, que disponen de un entorno sin distracciones, que generan archivos de texto que pueden ser leídos en cualquier equipo y con cualquier sistema… Reconozco que me he sentido tentado por los cantos de sirena e incluso he llegado a probar algunos como Typora, pero no me ofrecen nada nuevo. Sigo pensando que, salvo lo del espacio en disco, todo lo que prometen puedo hacerlo con Word.
En el móvil y en la tablet uso JotterPad para textos cortos y para guiones teatrales, pues, además de Markdown, reconoce también Fountain, otro lenguaje de marcado para estos menesteres. Sus ventajas son: simplicidad de uso, sincronización en la nube y un entorno libre de distracciones. Es una aplicación rápida y robusta que genera un fichero en texto plano o que puede leerse o editarse con muchos otros programas, incluido Word (con Writage) o exportarse como archivos docx o pdf, entre otros formatos. Te hablaré de él en otra entrada.
Con esta reflexión no trato de influirte, sino simplemente compartir mi experiencia. Por encima de todo, creo que el mejor programa de escritura es aquel que te hace sentir cómodo escribiendo y que satisface todas tus necesidades como escritor, desde el simple bloc de notas hasta el software más sofisticado. Para gustos están los colores. Y tú, ¿qué programa usas para escribir?
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