Image by Ron Greene from Pixabay |
Desde que era niño he tenido dos ambiciones: poseer una buena biblioteca y
tener una pequeña imprenta en la que elaborar yo mismo y de forma totalmente
artesanal aquellos libros que despertaran mi pasión, además de mi interés.
Podría decirse que ambos se han cumplido, al menos parcialmente. Tengo una librería con alrededor de 1000 obras de todo tipo, entre las que destacan manuales, lecturas, gramáticas y métodos de algunas lenguas minoritarias como el aragonés (especialmente), el asturiano, el djudeo-espanyol, el aranés… Aún no llega a ser la biblioteca que soñé por falta de espacio, pero su sola visión me reconforta el espíritu.
En cuando a mi otro sueño, el taller editorial, aún no puedo manufacturar mis propios libros por el mismo motivo anterior y —en consecuencia— no puedo disponer de las máquinas y herramientas necesarias, aunque hace algunos años pude disfrutar de un simulacro del taller que soñaba.
Por fortuna, la edición digital y el libro electrónico han llenado en parte ese hueco y allá donde pueda abrir el portátil mi editorial va conmigo. La impresión digital ha hecho el resto. No es exactamente lo que soñaba, pero de momento me vale porque no he renunciado al proyecto original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario