Que me encanta programar lo he pregonado por activa y por pasiva. Que cuando programo algo relacionado con la escritura disfruto de lo lindo, no sé si lo habré dicho ya, pero os confieso que es así. Por fin me he atrevido con las aplicaciones para móvil y el resultado es el que podéis ver en la imagen superior.
Sin más preámbulos: os presento a «Escribano» la versión para android de «Amanuense», mi sencillo y queridísimo editor de texto. Lo cierto es que cuando me lancé a crear el editor en python no pensaba ni remotamente que acabaría haciendo una versión para teléfonos. En fin, nunca está de más aprender cosas nuevas.
Decía que sencillo porque aparte de guardar, leer, borrar y compartir archivos no hace nada más que sea digno de renombre. En contrapartida, ocupa muy poco espacio, no consume apenas recursos y el único permiso que requiere es el de almacenamiento.
Y queridísimo porque tengo fijación con los editores de texto desde mi adolescencia. En otro post he contado que de pequeño tuve un MSX y que al no encontrar un procesador de texto para este sistema programé el mío propio con ayuda de dos amigos. Podría decirse que programar me retrotrae a aquellos momentos, me relaja y me hace sentir bien.
Tal vez os sorprenda que ambas aplicaciones, siendo prácticamente lo mismo, tengan nombres diferentes. La explicación es que el verano pasado creé una app para tomar notas manuscritas a la que también llamé Amanuense. Creo que el nombre le pega. Sin embargo, no creo que rebautice el programa en python, me gusta tal y como está.
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