Hace relativamente poco tiempo que incorporé en mi día a día un cierto preparacionismo de baja intensidad que se traduce —principalmente— en portar encima algunos enseres que me pueden resultar útiles ante ciertas situaciones cotidianas, tanto previstas como imprevistas. En eso consiste, básicamente, la filosofía del Every Day Carry, más conocido por sus siglas EDC.
Comencé esta andadura de meses con una pequeña mochila táctica (backpack), que más tarde reduje a un bolso de dimensiones contenidas (pouch) y que luego se transformó en un monedero minimalista (wallet) para acabar siendo un llavero compacto (keychain).
La mochila me venía bien para llevar el móvil, la tableta, el almuerzo y la botella de agua, además de un cuaderno, portaminas, algunos bolígrafos, un destornillador de puntas dobles, auriculares, pañuelos de papel, las llaves y la cartera. A veces, también, el cargador del móvil, que igualmente servía para la tablet o cualquier otra cosa que en ese momento me hiciera falta.
La mochila era lo que venía cargando muchos años antes de saber que aquello de llevar lo necesario en tu vida cotidiana tenía un nombre; en inglés, como no podía ser de otra manera.
Además, en no pocas ocasiones también llevaba (y sigo llevando) el maletín del portátil con sus correspondientes gadgets (y peso añadido), por lo que la mochila no siempre se hacía tan necesaria, dado que podía aprovechar algunos espacios en el maletín.
Sin embargo, hace algunos meses empecé a sentir molestas en la cadera y cargar con tanto peso no ayudaba. Así pues, me vi obligado a simplificar mi día a día.
Me hice preguntas del tipo: ¿Cuántas veces utilizas el cuaderno? ¿Realmente necesitas una botella si donde vas tienes agua a tu disposición? ¿Puedes hacer con el móvil lo mismo que haces con la tableta? ¿Necesitas la tableta si llevas portátil? Y cosas por el estilo.
Después de un periodo de reflexión sobre lo que creía necesitar y lo que usaba realmente, la mochila se redujo a un bolso más bien pequeño. ¡Ojo! No es que haya dejado de usar la mochila definitivamente, depende de lo que la situación requiera.
El bolso o pouch, es lo que suelo usar ahora en mi día a día laboral. Es compacto y tiene un peso razonable, pero me resulta aparatoso como para llevarlo en mi tiempo de ocio.
Se compone, en esencia, de un set muy compacto de herramientas para reparaciones informáticas y de un mini botiquín. Como ambos van en sus respectivos estuches, puedo añadirlos o quitarlos a conveniencia y así configurar el bolso a mi gusto añadiendo otros elementos.
Por ejemplo, a veces sustituyo el set de herramientas por mi EDC wallet y así puedo incluir mi setup para el móvil (power bank y cables de carga, auricular bluetooth, pendrive y soporte para el móvil).
Si no necesito cargar con el pouch me basta con llevar un monedero o wallet que contiene únicamente los elementos que considero imprescindibles: documentación y tarjetas, algo de efectivo, multiherramienta con alicates y tijeras, linterna, mechero, pendrive, tarjeta multiusos (multitool card), bolígrafo, tarjetas de papel y cápsula estanca para medicación de uso habitual. Abulta poquísimo y es ideal para llevar en un bolsillo de la chaqueta, pero en los pantalones me puede llegar a resultar un poco pesado, sobre todo si también llevo el móvil en un bolsillo.
Por lo que, al final, lo que me resulta más práctico y, por lo tanto, más porto es mi llavero EDC (keychain). El contenido es similar al del wallet: mini navaja multiusos (la Victorinox midnite manager, de 58 mm, que incluye bolígrafo, destornilladores y tijeras), linterna, mechero, pendrive, barreta (prybar) y cápsula estanca para mi medicación de uso habitual. Lo mejor de todo es que pesa muy poco y abulta mucho menos de lo que puede parecer a simple vista.
Al principio, me resultaba molesto porque lo colgaba directamente de la trabilla del pantalón, así que me compré un pasador de cuero para el cinturón, del que cuelgo el mosquetón que mantiene unidos todos los elementos del EDC, por lo que todos ellos entran perfectamente en el bolsillo y el conjunto ya no parece un sonajero ni se me caen los pantalones.
Claro que usar un llavero me obliga a llevar la cartera y el móvil aparte y, si bien bolsillos no me faltan, me estoy planteando la mejor manera para mí de llevarlo todo en el cinturón porque no me gusta tener todos los bolsillos ocupados.
Sea como fuere, el EDC no es inmutable y aunque mantengamos un cierto patrón de elementos, estos cambiarán con el tiempo o los renovaremos por otros más eficientes, tal vez más pequeños o ligeros o simplemente porque nos gusten más. Quizás lo que cambiemos sea la forma de portarlos, como parece ser mi caso.
Así pues, he llegado a la conclusión de que no existe un solo EDC perfecto, sino un EDC para cada ocasión. He observado esta misma evolución en otros usuarios a los que sigo en YouTube, ¿será que me he dejado influir por ellos o que se trata realmente de una evolución natural?
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